El arte nos hace aún mas humanos

Supongo que todo ser humano tiene alguna atadura sentimental con alguna obra de arte en particular. Ese es mi caso por lo menos. Me atrevería a decir que en mi caso este vinculo no es solo personal podría decir que dicha ligadura también lo siente mi familia de la que, seguramente, adquirí la admiración hacia la obra pictórica en cuestión. Pero no me equivocaría un ápice si proclamara que todo mi pueblo natal siente una conexión estrecha tanto con el artista de la obra como con la obra en concreto. Y seguramente acertaría al afirmar que gran parte de Euskal Herria lleva esta obra en el corazón. Tanto por su valor artístico y, sobre todo, por su valor simbólico.

Recuerdo que desde mi infancia esta obra; una lámina, claro está, estaba colgada en un sitio privilegiado de mi casa, pero también estaba presente en las casas de la mayoría de mis amigos, en las instituciones púbicas, colegios, oficinas, etc. Era, ha sido, es y será uno de los grandes símbolos de mi pueblo: Gernika-Lumo.

Supongo que a estas alturas habréis sido capaces de deducir que la obra de arte a la me refiero es el Guernica de Picasso. Como es bien conocido el pueblo de Gernika fue bombardeado por la legión Cóndor el 26 de abril 1937, un lunes de mercado, arrasando por completo el pueblo. El bombardeo de Gernika tubo mucha repercusión internacional porque fue el primero sobre una población civil donde el frente se encontraba a muchos kilómetros. Es verdad que en fechas anteriores fueros bombardeados otros pueblos como Durango y Elgeta pero estos si, aunque ello no justifique un taque aéreo, que estaban próximos al frente de guerra. Pocos días después, sobre el 1 de mayo, Picasso empezó pintar los primeros bocetos. Para el 4 de mayo eran mas de 45 los bosquejos realizados. El 11 de mayo empezó a pintar el lienzo de aproximadamente 3,5m x 7,7m que era un encargo del gobierno de la segunda república española para que presidiera el pabellón de España del exposición universal que se celebraba en París en el año 1937. La obra fue inaugurada el 12 de julio y estuvo en la exposición asta el fin del mismo el 25 de noviembre. Después Picasso, aunque su voluntad era que el cuadro terminara en España, decidió que el cuadro no podía venir a España hasta que volviera la democracia y lo dejo en custodia en el museo de Arte Moderno de Nueva York. Hasta que el 1981 termina el exilio del cuadro.

                       Mural del Guernika en Gernika. Fuente Wikimedia commons

Como he dicho he conocido el cuadro desde que nací y recuerdo haber preguntado una infinidad de veces lo que se representaba en aquella macabra composición. Cuando era pequeño lo que me contaban no me llegaba a convencer. Mi abuela, que había vivido el bombardeo, siempre evitaba dar respuestas y nos decía “gerrie tristie da, umiek” que en euskera significa “niños, la guerra es triste”. Recuerdo que en aquella primera época, yo nací en el año 1976, el cuadro me provocaba temor, miedo. Un miedo que era alimentado por el silencio de la abuela y las evasivas de los padres a contestar mis preguntas. Notaba, intuía que aquel cuadro escondía algo mas. Algo que no me querían decir. Al ir creciendo fui entendiendo lo que aquel cuadro representaba: era el sufrimiento y la posterior humillación que una generación entera tuvo que sufrir en nuestro país y mas en concreto en nuestro pueblo: Gernika. Con el tiempo y según maduraba, la sensación de miedo mutó en una sensación de angustia y tristeza, poco a poco me estaba dando cuenta lo que era lo que quería expresar la obra. Ya podía entender las cosas o empecé a entender mejor dicho y la familia no podía esconder más los hechos. Muestra abuela y sus hermanas me contaron lo que había sucedido tanto en el bombardeo como en los años posteriores de la dictadura. Otra vez mutaron las sensaciones y sentimientos que me transmitía el cuadro. Ahora sentía rabia, impotencia no entendía como pudo haber sucedido semejante barbaridad.

No fue hasta el año 1987, con el 50 aniversario del bombardeo, cuando el pueblo de Gernika tubo conciencia colectiva de lo que supuso el bombardeo y se empezó a hablar abiertamente de los sucesos tanto del bombardeo como los posteriores años donde la mayoría de guerniqueses tuvieron que empezar de cero. Se reforzó un movimiento que surgió algunos años antes, con la repatriación de cuadro, en 1981. Un movimiento que pedía “Guernica Gernikara”, es decir, que el cuadro tendría que estar expuesto en Gernika. En ese momento el cuadro tomó otro significado para los habitantes de Gernika, un orgullo y unas ganas tremendas de difundirlo como símbolo de la paz. Desde entonces se han realizado muchas manifestaciones tanto culturales como sociales en pro de la reconciliación y la paz tomado como símbolo el cuadro. Hoy en día el cuadro es un elemento de cohesión de los gerniqueses. Se han superado el miedo, la rabia, la tristeza y un sin fin de sentimientos pero ahora se ha convertido en un elemento de unión, cohesión e orgullo.

Como he dicho el cuadro ha estado presente en mi vida durante todas las etapas pero no fue hasta hace cuatro años cuando fui a ver el cuadro al museo Reina Sofía por primera vez. Aprovechando una visita a Madrid debida a una entrevista de trabajo me acerqué al museo. Estaba seguro que no me causaría ninguna emoción fuerte, el cuadro me lo conocía bien había crecido con él ante mi. Había visto versiones, réplicas a escala natural, en Gernika tenemos uno hecho con cerámica a escala natural. No va a ser nada, me decía a mi mismo. Tengo que reconocer que cuando entré en la sala donde estaba expuesto el cuadro, con aquella iluminación tan sugerente, me dio vuelta el corazón, sentí escalofríos, ganas de llorar, impotencia una gran cantidad de sentimientos casi incontrolables. No podía entender mi reacción, era un señor de 40 años, que conocía bien las características del cuadro pero me quedé sobrecogido, en blanco. Parecía que era la primera vez que lo veía. Me vinieron a la cabeza las imágenes vistas en fotografiás del bombardeo , me vinieron los recuerdos de mi abuela, las penurias que me contaba. Necesite mas de un cuarto de hora para aterrizar; estaba flotando. No pude predecir la reacción que tuve, me extrañó y me preocupó al mismo tiempo. Comparto lo que afirmó Ferrán Adriá reconociendo no haber vivido jamas una experiencia tan emotiva “Pocas veces me ha pasado con una obra de arte: me trasladó a Guernica. Es de las pocas que cuentan historia y consigue meterte en ella, lo que la hace el doble de potente. Tiene ese mimetismo de realidad y arte genial, un componente emotivo y social bestial, a base de arte y de belleza drástica”. Como dice el pintor y escultor hiperrelista Antonio López García “La primera, la segunda, y aunque lo veas mil veces el Guernica produce una impresión muy potente”. Tan potente que ni me acuerdo el tiempo que estuve en la sala contemplando la obra.

Por otro lado, este verano tuve la oportunidad de visitar Santillana del Mar, Cantabria. Una vez allí nos acercamos a las cuevas de Altamira, como dijo el poeta Rafael Alberti “la oquedad más famosa del mundo” . Aunque con restricciones debido a la pandémia las visitas, aunque reducidas en número, estaban permitidas. No era la primera vez que visitaba la réplica de unas cuevas con arte rupestre. Cuando era niño incluso visite la galería original de Santimamiñe, cuando aún estaba permitido, en kortezubi a dos kilómetro de Gernika. También había visitado la cueva de Ekainberri en Zeztoa pero la neocueva de Altamira me impactó de manera diferente. Toda aquella bóveda pintada de bisontes de brillantes colores, caballos y grabados. Me trasladó 14.000 años atrás en el tiempo y estremecí. ¿Como era posible que aquellos hombres y mujeres fueran capaces de realizar semejante obra? Las pinturas están realizadas en una zona oscura de la cueva por lo que la iluminación debió de ser artificial, las pinturas y los colores tuvieron que se producidos in situ y para ello eran necesarios ciertas técnicas y habilidades. Me pareció asombroso, ahora que cualquier producto que compramos está fabricado en China. Actualmente no somos capaces ni de producir nuestra propia comida y a mi me emociona pensar que la civilización prehistórica era capaz de auto abastecerse no solo en cuanto a las necesidades primaria sino también en otras mas desarrolladas y secundarias.

Pudimos observar distintos tipos de animales. La gran mayoría bisontes pero también pudimos ver ciervos, cabras y caballos. Por otro lado estaban las figuras geométricas y manos en negativo que demostraban la capacidad de abstraerse de los autores. Se dice que Altamira el la capilla Sistina del arte rupestre. En realidad es estremecedor ver tantas pinturas tan bien hechas y con tanto simbolismo en un mismo sitio. En la salida de la neocueva se puede leer una frase atribuida a Picasso donde dice “Después de Altamira, todo es decadencia”. El escultor inglés Henry Moore parece expresar una idea similar cuando dice. ”Cuando visité Altamira pensé, ha sido como volver al origen, 
que es el sitio más fértil”.
                                                                       Fuente de la imagen Wikimedia commons

Las dos obras descritas han dejado en mi una huella. El Guernica de Picasso me ha influido profundamente en un nivel tanto personal como en lo colectivo. Me ha ayudado a entender: la dinámica de la guerra y que no hay una guerra que sea buena. El Guernica, al tenerlo tan presente mientras me desarrollaba como persona, me ha ayudado a reflexionar y a entender lo que paso en la guerra civil desde distintas perspectivas y desde distintos niveles de madurez personal. Me ha ayudado a sentirme parte de un pueblo y de un sentimiento comunitario. No puedo compararlo con la visita realizada a la neocueva de Altamira. Las pinturas rupestres visitadas me han hecho reflexionar y sentir pero como ciudadano del mundo, me han hecho pensar sobre las cuestiones transcendentales de todo ser humano. Diría que en la visita a Altamira sentí lo que cualquier persona con sensibilidad hubiera sentido. En cambio, en la visita al Reina Sofía tuve una experiencia personal que en cierta medida podría ser experimentado por cualquier persona pero que en mi caso tenia otras connotaciones y simbolismo.

Para terminar me gustaría afirmar que toda obra maestra nos hace reflexionar sobre la vida, las experiencias personales y nos ayudan en mejorar como seres humanos. Pero es innegable que alguna obras nos dejan una huella muy profunda que pueden incluso transformarnos como personas individuales e incluso colectivamente. Por lo que el arte nos hace sentir, reflexionar y cambiar. El arte nos hace seres humanos.


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