¿Divulgador, yo?
En mi época de estudiante, primero en la escuela y después en el instituto, nunca destaqué ni por mi buena letra ni por la facilidad de escribir que tenía. Con la lengua materna, el euskera, me manejaba bastante bien pero las otras dos lenguas que estudiábamos, el castellano y el inglés, no me arreglaba en absoluto. Por lo demás aunque no era una alumno de sobresalientes tenia buenas calificaciones.
Mi elección en la universidad parecía bastante obvia, debía de elegir una carrera de ciencias. Era bastante bueno en matemáticas y física por lo que empecé mi carrera de ingeniería industrial en Bilbao. Una vez terminado empecé a trabajar en el departamento de compras de una empresa grande ubicada en Gernika, mi pueblo natal.
Tres o cuatro años después con la legada de la crisis económica del 2008 la empresa redujo la mano de obra indirecta y me quedé sin trabajo. Esta fue la ocasión para volcarme en una profesión, que desde pequeño me atraía mucho: ser profesor. Me matriculé en la UPV para sacarme el CAP y volví de nuevo a la vida de estudiante. Pero ahora, después de haber estado trabajando varios años, me resultaba imposible seguir mi ritmo de vida sin trabajar así que decidí buscar un trabajo que fuese compatible con el curso que estaba realizando.
Mientras me encontraba en esa coyuntura, un periódico comarcal, Busturialdeko Hitza, hizo llamamiento para contratar a alguien ya que necesitaban un periodista. Sabia que no tenia muchas posibilidades ya que mi formación no correspondía con lo que solicitaban pero aún así decidí presentarme a la prueba. Tuvimos que escribir un par de artículos y para mi sorpresa fui elegido para la plaza.
Allí empecé a aprender sobre el oficio del periodista. Al día tenia que rellenar una página entera con la información local y además para los viernes tenía que completar un reportaje para la contraportada. Trabajé en el citado periódico un año y medio que despertaron mi afición por la escritura. El trabajo diario de cubrir las noticias de los pueblos me resultaba estresante pero con los artículos de la contraportada disfrutaba mucho. Tenía total libertad y esto me dio la oportunidad de conocer a muchos historiadores, espeleólogos, biólogos,... a los que entrevistaba para realizar mi reportaje semanal. Podría decir que en aquel entonces si me sentía, en cierta medida, un divulgador aunque fuera a pequeña escala.
Después empece a trabajar en educación como sustituto impartiendo la asignatura de tecnología tanto en la ESO como en el bachillerato. Este ha sido mi medio de vida desde entonces, llevo ya unos 12 años. En este trabajo también he sentido mi papel como divulgador pero con mucha menos libertad y ciñéndome al currículo que me tocaba impartir pero nunca he desaprovechado la ocasión de compartir con mi alumnado descubrimientos o noticias relacionados con la asignatura.
En un futuro me veo trabajando con mis estudiantes. Me parecía bueno y adecuado formarme mediante el máster de cultura científica que estoy cursando en la actualidad ya que, como ya he comentado, siento que, en ocasiones, en mi trabajo en el aula juego un rol de divulgador. Me gusta que de vez en cuando, una vez tratados los temas de la programación, hablar con mis alumnos y alumnas sobre los últimos avances o investigaciones en los temas ya trabajados. La mayoría de veces suele ser muy enriquecedor ya que el alumnado suele tener una opinión bastante formada.
Tengo que reconocer que me encantaría tener la oportunidad de poder colaborar, con alguna revista, página web u otro canal de divulgación pero siento que, por ahora, no tengo demasiado que aportar. Espero que con los conocimientos y habilidades adquiridos durante el presente máster, algún día decida echarme a la piscina. No aseguro nada, siempre me quedará mi pequeña audiencia.
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