La promesa de la eterna juventud
La búsqueda de la eterna juventud será, probablemente, una de las cuestiones que mas dinero ha movido a lo largo de la historia. Sabemos que en el momento que nacemos estamos destinados, algunos dirían condenados, a morir. Es ley de vida. La sabiduría popular lo vaticina, lo único obligatorio de la vida es morir, todo lo demás es opcional.
Efectivamente desde la antigüedad han sido innumerables las fórmulas, supuestamente infalibles, que buscaban la eterna juventud. Pero, que sepamos, aún nadie ha sido capaz de encontrar la fórmula o, debería de decir, el secreto de la eterna juventud. La búsqueda ha sido intensiva sin embargo.
Es lógico pensar que cualquier ser humano estaría dispuesto a pagar por alargar la esperanza de vida de uno mismo, mas aún los individuos “poderosos” que han podido llevar una vida fácil y cómoda, y además, disponen de medios y recursos para costear los tratamientos propuestos. La muerte es una tema que no nos gusta afrontar y esto nos hace susceptibles a caer en el engaño de que lo podemos esquivar o posponer.
A la hora de tomar decisiones nuestra mente utiliza distintos sesgos o trucos para hacernos creer que lo que hemos decidido es lo correcto. Solemos toma atajos para convencernos que hemos escogido el camino adecuado.
El sesgo de exceso de confianza nos hace creer que nuestros juicios son certeros y una vez tomadas las decisiones no nos gusta cambiar de opinión por lo que muchas veces llegamos hasta el final sin darnos cuenta de nuestros errores.
Todos, o muchos, deseamos alargar nuestra existencia por lo que nos hace pensar que somos capaces de ello, lo que se conoce como sesgo de confirmación. Prestamos atención a la información que apoyan nuestras ideas e ignoramos, muchas veces inconscientemente, la ideas que no comulgan con nuestros deseos aunque sean realistas y bien fundados.
Por otro lado tenemos la ilusión de control. Esto es la creencia de que podemos influir en algo que en realidad está fuera de nuestro control y en consecuencia asumimos unos niveles de riesgo excesivos.
Solemos mostrar, también, una tendencia de imitar las acciones que otras personas realizan. Lo que se conoce como sesgo de la prueba social. Los sujetos pueden perder la capacidad de pensar por si mismos y dejar que la masa u otros sujetos, con mucha influencia, piensen de su parte, incluso creyendo memeces refutables con la mera aplicación de un mínimo pensamiento crítico.
Y el pero de los sesgos ai que llaman el sesgo del punto ciego que nos hace creer que nuestra decisiones están tomadas con la ausencia de cualquier sesgo o condicionante.
La búsqueda de la eterna juventud; debido a todas las implicaciones que contiene, parte psicológica, sentimental, las ganas de trascender, la inmortalidad,… está bajo la influencia de todos los sesgos mencionados por lo que muchas veces somos capaces de creer en formulas o remedios que estudiándolos fría y racionalmente no tienen ningún sentido ni apoyo científico.
Las referencias al mito de la fuente de la eterna juventud son antiquísimas. La primera fórmula o referencia conocida está en el tercer libro de las Historias de Heródoto (siglo IV a.C.). Son conocidos los baños en leche de burra de Cleopatra. La búsqueda del santo grial o las expediciones de Juan Ponce de León en busca de la fuente de la juventud en Puerto Rico. Incluso nos topamos con leyendas sobre la inmortalidad de los vampiros debido a su ingesta de sangre. Aún hoy en día circulan teorías sobre famosos y personas influyentes que beben sangre de niños incluso células madres de embriones para rejuvenecerse.
Estos podrían ser casos extremos pero millones de personas confían en métodos supuestamente científicos para mantener la juventud. Cremas milagrosas que hacen desparecer las arrugas, tratamientos de todo tipo, invasivos o no, que aseguran el triunfo contra la vejez. En resumidas cuentas, cantidades ingentes de dinero que tanto ricos como pobres invierten en la juventud sin ninguna garantía de éxito mas allá de las propias esperanzas y promesas de terceros.
A lo largo de la historia los tratamientos o formulas para buscar la eterna juventud han evolucionado mucho y han pasado de ser creencias o mitos estrafalarios, casi imposible, a tratamientos y modos de vida que se podría decir que tienen una justificación o componente científico. Pero hoy por hoy la eterna juventud está tan lejos de ser un hecho como en el medievo.
Seguro que muchos de los tratamientos o fórmulas que se practican ayudarán, en alguna medida, en alargar y mejorar la esperanza de vida pero; el alargamiento de la vida es, sin duda, una de las utopías o quimeras mejor vendidas a lo largo de la historia y estoy seguro que continuará siendo también en el futuro.
Referencias:
https://www.psicoactiva.com/blog/consiste-sesgo-confirmacion/
https://es.unesco.org/courier/july-september-2017/informacion-falsa-opinion-periodistas
https://es.wikipedia.org/wiki/Fuente_de_la_juventud
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