Ciencia y tecnología imprescindibles para el mutuo desarrollo

La ciencia y la tecnología son dos disciplinas que se complementan. La tecnología se define como el uso de la ciencia para resolver una necesidad humana o para facilitar la vida de los seres humanos. La tecnología siempre parte de una necesidad que alguien tiene o lo puede predecir. En muchas ocasiones el concepto de tecnología se confunde con las nuevas tecnologías por lo que creemos que este concepto está ligado con los ordenadores, tabletas o artilugios parecidos. Nada más lejos de la realidad. La tecnología es cualquier cosa que pueda satisfacer una necesidad que alguien tiene. En esta definición tienen cabida utensilios tan simples como un tenedor o tan sofisticados y complicados como una máquina herramienta automática. La tecnología no solo hace referencia a los objetos, los modos de organizar trabajo o los procedimientos de trabajo también pueden considerarse tecnologías.

La ciencia básica y la tecnología como se ha dicho siempre han ido de la mano pero en muchas ocasiones no suele estar claro cual de las dos suele desarrollarse primero. En alguno casos está claro primero se desarrolla la ciencia, se hace un descubrimiento que “solo” genera conocimiento y después se le encuentra a ese conocimiento un uso desarrollando, así, la tecnología. Un caso en el que el desarrollo se da en este sentido es el láser. Albert Einstein estableció los fundamentos del láser en 1915. En 1928 Rudolf Ladenburg obtiene la primera evidencia del fenómeno; pero, el primer láser que funcionó con normalidad lo construyó Theodore Maiman en 1960. En todo este tiempo se realizo ciencia básica. Este descubrimiento no tenía un uso práctico, no satisfacía ninguna necesidad del ser humano. En 1969, sin embargo, se le dio su primera aplicación industrial donde se utilizo para soldar chapas para la industria automovilística. Desde entonces las aplicaciones del láser han ido en aumento. Los conocimientos obtenidos en su uso han colaborado en un mayor e intenso desarrollo de la ciencia que a su vez repercute en las aplicaciones cada vez mas especializadas en la que se utiliza.

Pero también podemos encontrar ejemplos a la inversa como puede ser la máquina de vapor. En sus inicios la máquina de vapor fue utilizada para sacar agua de las minas, su uso era tecnológico. Bien poco se sabia de la ciencia, termodinámica, que regía el proceso pero esto no dificulto su utilización. Primero se dominó la técnica y después vino la ciencia que lo explicaba. Algo parecido pasó también con la metalurgia del hierro. En año 1300 de antes de nuestra era los humanos aprendieron a dominar una técnica que permitía obtener hierro a partir de su mineral. Para ello sabían que un cierto minera había que calentarlo de una cierta manera y golpearlo después para endurecerlo. No se comprendía la ciencia que se escondía debajo de esa tecnología. Solo sabían que la técnica funcionaba y daba buenos resultados. Muchos años después con el desarrollo de la metalurgia moderna a partir de 1784 se empezó a entender los procesos que se daban en la reducción del hierro, se desarrollo la ciencia. Con el desarrollo de la ciencia y la adquisición de conocimientos la humanidad ha sido capaz de mejorar los procesos metalúrgicos y se han podido conseguir distintos tipos de acero para aplicaciones concretas.

Tanto la ciencia como la tecnología, independientemente en el orden en el que desarrollen, se ayudan mutuamente ya que avances en una de ellas provoca avances en la otra y viceversa. La ciencia básica busca el porqué de los fenómenos mientras que la tecnología les da un sentido, buscándoles una función que ayude a satisfacer las necesidades de nuestra civilización.


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